"Las estadísticas muestran que cerca del 79% de las mujeres que padecen violencia de género no acuden a la Justicia porque sienten que no hay respuestas", afirmó el docente y capacitador sobre masculinidades, políticas de género y sexualidades.
El doble femicidio ocurrido en Córdoba volvió a exponer la cara más extrema de la violencia de género, pero también una cifra que atraviesa silenciosamente el problema: casi el 80% de las mujeres que sufren violencia no llega a denunciar.
Así lo advirtió Luciano Fabbri, doctor en Ciencias Sociales, formador en género y masculinidades y autor del libro “Repensar las masculinidades, clave para prevenir la violencia”, en diálogo con Mesa Chica, el programa de streaming de LA CAPITAL y Canal 8.
“Las estadísticas muestran que cerca del 79% de las mujeres que padecen violencia de género no acuden a la Justicia. Estamos lejos de un escenario donde el Poder Judicial esté cooptado por el ‘lobby feminista’, como sostienen algunos sectores misóginos. El verdadero problema es que las mujeres no se animan a denunciar porque sienten que no hay respuesta, que el sistema no las protege”, explicó Fabbri.
El especialista señaló que, en muchos casos, las víctimas terminan asumiendo en soledad toda la carga del proceso: “Las que deben volver una y otra vez a contar lo que padecieron son ellas; las que llevan el botón de pánico son ellas; las que tienen que armar redes de contención son ellas. Y el hombre, eventualmente, es citado a declarar”, dijo.
Para Fabbri, ese silencio no es casual. “El discurso sobre las ‘falsas denuncias’, amplificado desde altas esferas del poder político, actúa como un mecanismo de disciplinamiento. Disuade a las mujeres, genera desconfianza y termina naturalizando la violencia”, afirmó.
“Antifeminismo de Estado”
El investigador contextualizó el aumento reciente de los femicidios —178 casos hasta fines de septiembre, uno cada 36 horas, y 12 en apenas ocho días durante la última semana— dentro de lo que definió como “un antifeminismo de Estado”.
“Estamos viviendo un momento donde se desmantelan las políticas de asistencia y prevención y, al mismo tiempo, desde el propio Estado se emiten discursos que niegan la existencia de la violencia de género”, sostuvo.
“Cuando la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich dice que los femicidios son la reacción de varones pisoteados por mujeres empoderadas, está justificando moralmente los crímenes. Y cuando el presidente afirma que hablar de femicidios es redundante, legitima esa violencia”, agregó.
Fabbri consideró que esas expresiones “irradian hacia la sociedad y envalentonan a sectores que siempre existieron, pero que hoy encuentran un nuevo marco de legitimidad política”. En ese sentido, advirtió que el caso del doble femicida de Córdoba tiene un valor simbólico particular: “No solo se trata de un crimen brutal, sino de una persona que había fundado una organización antifeminista destinada a deslegitimar las denuncias. Eso es gravísimo, porque genera una justificación moral del asesinato”, detalló.
En su análisis durante la charla con Mesa Chica, Fabbri también abordó el costado cultural de la violencia. “Los femicidios no son hechos aislados ni producto de mentes enfermas: son la expresión más extrema de un sistema de mandatos de masculinidad que enseña a los varones a no mostrarse vulnerables, a competir, a dominar y a ridiculizar lo femenino”, explicó.
Y añadió que “desde chicos se nos dice que debemos ser fuertes, activos, racionales, que no podemos mostrarnos sensibles. Y eso tiene consecuencias. Cuando un adolescente se disfraza de una mujer violada y ensangrentada para un concurso y nadie a su alrededor lo cuestiona, ahí hay un síntoma social. No hubo un par, un adulto, un docente que le dijera ‘esto no da’. Esa naturalización del horror es también violencia cultural”.
Para el autor de Repensar las masculinidades, el desafío central pasa por trabajar con los varones. “No alcanza con asistir a las víctimas o castigar a los victimarios. Si no revisamos los mandatos que nos enseñan a ejercer poder, a controlar, a no empatizar, seguiremos llegando tarde”, dijo.
La otra cifra: el silencio
Fabbri insistió en que las “falsas denuncias” son estadísticamente irrelevantes —el Consejo de la Magistratura registra un 0,01% de casos en violencia de género— mientras que la subdenuncia es masiva y estructural.
En tal sentido, resumió consignando que “el drama no es el exceso de denuncias falsas. El drama real es el silencio de miles de mujeres que no confían en el Estado porque lo sienten ausente o cómplice. Lo que necesitamos no son menos denuncias, sino más protección, más acompañamiento y más prevención”.
El sociólogo también enfatizó que hay caminos posibles para transformar ese escenario, empezando por el trabajo cotidiano: “Todo varón tiene algo que revisar. No se trata de sentirse culpable, sino responsable. Hay espacios para reflexionar, para pedir ayuda y para desaprender la violencia. No es una tarea individual, es colectiva”, concluyó.